Nuestro homenaje para la gran Elsa Bornemann fue leer "Mil grullas" por enésima vez y llorar, claro. Acto justificadísimo, por la historia que cuenta y por la que la que lo escribió, que ya no estará más. Acto seguido, automáticamente, Maite quiso aprender a hacer grullas... Quién no quiere después de leer ESE cuento???!!!! Y hasta ensayamos unos versos... humildes, pero sentidos.... TIEMPO PERDIDO, BOMBA ESTALLA, GUERRA FRÍO SOL PLENO. NIDO OSCURO SORDO, LENTO TIEMPO MÍNIMO ESTREMECIMIENTO.
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