Moonrise kingdom (2012) marcó este Enero con un pincel vintage. Sin embargo, esta película del director estadounidense Wes Anderson es bastante más, desde mi punto de vista. Relata una historia de amor entre un niño y una niña de doce años, tema que en la literatura suele aparecer, en especial la literatura infantil. Lo que me resultó cautivante es la profundidad y sensibilidad con que narra la historia. Para ello apela a toda la expresividad que pueda utilizarse en el mundo de lo audiovisual. Se sirve de la naturaleza, porque la historia lleva a los protagonistas a escaparse y armar su propio campamento en un lugar apartado de la isla en la que viven -New Penzanse-. Las ingeniosas estrategias scoutistas de Sam, la valija cargada de libros y el tocadiscos portátil de Suzy me recuerdan los campamentos de mi infancia.
Pero aún así me quedo corta con la textura de la película, porque no solo narra una historia de amor, sino también profundas experiencias como la vida en la naturaleza y la sensación de libertad que nos despierta cuando nos animamos a "vivirla". La delgada línea entre la realidad y la fantasía y cuan íntimamente está relacionado respecto de cómo viven la literatura los/as niños/as. No es menor, el tema de lo decepcionantes que solemos ser los/as adultos/as en cuanto a sintonizar con nuestros propios sentimientos y con los de niños y niñas. Los actores y actrices que seleccionó para mostrar esto logran realmente generar la idea de que no saben ellos muy bien qué quieren hacer con sus vidas - Bruce Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, Jason Schwartzman, Bob Balaban y Harvey Keitel-.
Algunos incluso han realizado una interpretación analítica de la película. Aunque a mí más que ninguna otra cosa me pareció un viaje a la propia infancia del director con mucha poesía y sensibilidad.