22 de julio de 2012

Mi vida a cuestas


VII

Si supiera que mi poema es un canto de cisne.
Si descubro que se acabó, mientras
esperaba el próximo paso.

No es que la primavera me resulte irreal,
tengo a las flores de los árboles por corazón.
El amor, veinte, cuarenta años, mi vida,
es irreal para mí.
Ahora sólo amo al extraño
que viene a mi encuentro
por el sendero salpicado
de migajas de polen amarillo.

Yo que no estoy a punto de morir,
Yo que llevo mi vida a cuestas abiertamente, 
con excelente salud, ligero el paso, risueña, hambrienta,

gira mi engranaje. Se detiene
en el punto de vista.
Reducida a un ojo
olvido lo
que fue.

Y le pregunto a la primavera fría:
si mi poema es un canto de cisne, qué.

Denise Levertov.(de "Poems 1968-1972". New Directions Pub. Corp., 1987)



17 de julio de 2012

Canción de la sirena del mar

Este poema  me lo dictó  Maite, en las vacaciones de verano en 2011. Maite en ese entonces tenía 7 años.  El otro día lo encontramos, y como descubrimos a Cara Carmina que hace unos Dioramas hermosos... bueno, nosotras hicimos el nuestro.

Todavía tenemos que practicar mucho más para que nos quede algo tan lindo como lo que pueden ver acá, con poemas de Germán Machado... 


Sirenita del mar
tus amigos los peces
las caracolas
te acompañan en tu
viaje de olas...
(Como colectivos llenos)
Sirenita del mar
bailas tu con la espuma 
y la sal...
Las algas son 
tu ensalada marina
que comes siempre 
en tu castillo...


(¡Acá nuestro primer video de youtube!)

13 de julio de 2012

Leer, ese acto de sensibilidad

Con profundidad, sensibilidad  y humor, Germán Machado, ha escrito estas Trece instrucciones para ayudar a leer al niño.
Yo les recomiendo leer la entrada entera directamente del Blog de este gran escritor uruguayo: acá.
Estas Trece instrucciones nacen de poner en cuestión lo que entendemos por Infancia, Literatura Infantil,  y en todo caso qué entendemos por Literatura, así, a secas.



"Desde mi experiencia de lector y escritor; conciente de que uno escribe a medida que aprende a leer; para no terminar esta locución con preguntas; y a riesgo de resultar pedante: propongo ahora trece instrucciones para ayudar a leer al niño que, así lo pienso, pueden ordenar mejor mis ideas sobre el tema. Son estas:

1. No lea al niño que usted dejó atrás: lea con el niño que está junto a usted. Tampoco se adelante al niño en su lectura: conózcale su tranco, acompáñelo y déjelo leer en soledad cuando él así lo quiera.

2. Lea como si usted nunca fuera a dejar de ser un niño, pero sabiendo que ya no lo es. Lea en la actualidad, pero sabiendo que en el futuro estará el pasado y en el pasado también estuvo el porvenir.

3. Lea lo que el niño le pide, pero también lo que el niño le da. Disfrute de ambas cosas, y que ambos disfruten. Y si el niño quiere leerle algo a usted, déjelo hacer, incluso cuando el niño todavía no sabe leer.

4. Lea en el espacio y en el tiempo adecuados. No se desubique. En el caso en que lea con el niño por las noches: nunca se duerma usted antes que él.

5. Al seleccionar la lectura, piense en el niño con el que va a leer, pero no haga caso a las categorías, ni a las clases, ni a las edades, ni a los tamaños. El único que puede ser caprichoso en cuanto a elegir la lectura es el niño, no usted.

6. Lea todo lo que venga, pero también todo lo que se va. Piense que toda lectura es una encrucijada.

7. Lea con el niño sólo cuando está seguro de dos cosas: que no tiene ninguna otra tarea más importante para hacer y que leer con él no representa una tarea para usted. Si no está seguro de eso, igual es mejor que lea con el niño a que no lo haga.

8. Lea con el niño como si fuera la última vez que va a hacerlo, y también como si fuera la primera.

9. Lea con el niño como si usted fuese uno de esos bambúes —conocidos como Cañas de la India— que florece y produce semillas una vez cada 120 años para luego morir. Piense que esos bambúes florecen todos juntos y a la vez, y que alguna de las semillas que lanzan logrará evitar a los depredadores para poder reproducir la especie. Si esto no lo convence, piense que esos bambúes igual se propagan de forma constante, produciendo nuevos brotes a partir de rizomas subterráneos.

10. Lea con el niño como si estuviese ayudando a un ciego a cruzar la calle. La fraternidad, o el amor filial, tienen algo que ver en eso, aunque luego de cruzar la calle, usted seguirá su camino personal y el niño (como el ciego) avanzará por el enigma de sus recónditas distancias.

11. Si cuando está leyendo con el niño éste lo interrumpe, detenga la lectura y preste atención a lo que surge. Piense que no todo lo que van leyendo está escrito en el libro. Las digresiones son propias de una lectura imaginativa. Atrévase a ir más allá de la letra o a volver desde lo escrito a la realidad: piense que la imaginación antecede a la escritura y también la desborda.

12. Piense que el acto de lectura es un modo de comunicación que trasciende lo que un texto dice o ilustra. Si la lectura hace ruido en la comunicación, déjela de lado. Sepa cuando es el momento adecuado para dejar de leer al niño.

13. Si realmente está dispuesto a leer con un niño, hágalo como le dé la gana: no siga ninguna instrucción al respecto. Manténgase en sus trece."




Algunas me parecen centrales en la experiencia de leer con un niñ@, como por ejemplo la 10 y la 12.  Leer es un acto de comunicación, pero especialmente un acto fraternal y de sensibilidad. Hasta tal punto es comunicación pura, que también es importante saber cuando "dejar de leer". 
Y claro que, como dice la instrucción 13, esto de leer es algo TAN PERSONAL que por supuesto, a veces es mejor dejarse llevar por la propia intuición en lugar de seguir instrucciones.

7 de julio de 2012

Un poco de redención

"Por eso, en las condenas se expresa una sociedad que salda sus lacras y en ese contexto constituyen a la Justicia como acción reparadora. Pero ojo, más que para las víctimas directas, la reparación es esencialmente para la sociedad en su conjunto, que de esa manera puede reafirmar caminos de “nunca más” un plan como el que fue juzgado. Por supuesto, las víctimas directas también se benefician de esa acción reparadora porque los incluye en términos de ciudadanía, les da verdad y les devuelve identidad. Pero el daño de fondo, con su drama de ausencias y lealtades irremediablemente antagónicas, es muy grande y es irreparable".

"El cronista que narra los acontecimientos sin distinguir entre los grandes y los pequeños, da cuenta de una verdad: que nada de lo que una vez haya acontecido ha de darse por perdido para la historia. Por cierto, que sólo a la humanidad redimida le cabe por completo en suerte su pasado. Lo cual quiere decir: sólo para la humanidad redimida se ha hecho su pasado citable en cada uno de sus momentos. Cada uno de los instantes vividos se convierte en una citation à l’ordre du jour, pero precisamente del día final". Tercera tésis de Filosofía de la historia. Walter Benjamin. 

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