30 de agosto de 2015

Algunos apuntes sobre Winnicott/Juegos y lecturas




«En el juego, y solo en él, puede el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, el individuo descubre su self solo cuando se muestra creador» Winnicott dixit). Para él, el juego se sitúa en el área intermedia de los fenómenos transicionales que determinan la experiencia cultural. 
Juega en un espacio transicional donde las ideas -que no son ni tuyas ni mías- se comparten, no se disputan. Considera que para jugar es necesario que las reglas del juego no sean excesivamente laxas o particularmente rígidas o mecánicas, puesto que anulan la capacidad de jugar e impiden a los participantes la posibilidad de sorprenderse a sí mismos. Como señala J. B. Pontalis en el prólogo de Realidad y juego (1971), Winnicott distingue dos tipos de juego: el juego libre o improvisado (play) y el juego con normas o reglado (game). 






 El primero es el objeto de su atención: la acción dinámica del juego, el jugar. Los juegos responden a reglas predeterminadas, mientras que el jugar está librado a la idiosincrasia del jugador. Lo que le interesa a Winnicott no es el juego en sí, sino la actividad de jugar, esto es, el movimiento que genera la acción de jugar, porque «jugar es hacer».

En su teoría lo determinante es la capacidad de jugar. El jugar como actividad creadora, no como creación terminada, apoyada en la confianza y seguridad que otorga un ambiente facilitador suficientemente bueno.La capacidad de jugar es una forma de conocimiento creativo, un proceso abierto, nunca definitivo. Para él, el jugar es un logro en el desarrollo emocional del individuo: «El juego no es simplemente placer, es algo esencial para su bienestar», dice. El jugar depara una satisfacción que proviene del uso de un objeto, de reconocer al otro como distinto sin destruirlo, al que se confiere un nuevo valor simbólico. La experiencia de jugar produce un creciente grado de madurez, es decir, de riqueza psíquica. En el juego se despliega una actividad creativa que es expresión del verdadero self. En consecuencia, el juego principal es el juego de la vida, el estar vivo. En síntesis, para Winnicott, el juego es un fenómeno universal, una forma básica de vida, un modelo de comunicación y una actividad terapéutica.
Toda la clínica de Winnicott gravita en torno al jugar. Para él el juego tiene valor terapéutico: «Es bueno recordar siempre que el juego es por sí mismo una terapia»; es una «psicoterapia de aplicación inmediata y universal», dice. 

Considera a la terapia como la superposición de dos áreas de juego: la del paciente y la del analista; la de dos personas que juegan juntas, «tratando de transformar en terreno de juego el peor de los desiertos», según Michel Leiris. En este sentido, Winnicott concibe el juego como un espacio de producción per se, y no como un reemplazo vicario de la asociación libre freudiana. En su modelo terapéutico privilegia el valor del sostén (holding) terapéutico sobre la interpretación, y promueve –en las patologías graves, como las psicosis o las patologías borderline– la regresión a la dependencia, a la etapa precoz de la dependencia absoluta, para que el paciente pueda encarar las experiencias traumáticas originarias. En su clínica considera que el paciente es quien enseña constantemente al analista; se interesa por la salud para evaluar la enfermedad del paciente; y valora el proceso terapéutico como una experiencia de autoconocimiento. La idea del juego como espacio fundante de la cura lo aplica a todas las modalidades terapéuticas: al psicoanálisis ortodoxo, al psicoanálisis a demanda y a la consulta terapéutica, donde a través del juego del garabato (squiggle) favorece la capacidad de jugar del paciente y su capacidad para usar al terapeuta.

La experiencia cultural es una extensión directa del juego. Surge en el espacio potencial entre la realidad externa o realidad compartida y la realidad interna. La experiencia cultural implica aceptar la tradición y asumir lo establecido, para cuestionarlo con una nueva forma de crear el mundo: «Para dibujar como Picasso uno tiene que ser Picasso», recuerda Winnicott…"




















Las imágenes muestran algunas de las actividades del mes de Agosto con l@s chic@s del Cec. 

5 de agosto de 2015

Tal para cual


Tal para cual se llama la muestra de trabajos conjuntos de Ayax Barnes y Beatríz Doumerc que, entre Marzo y Julio de este  año,  estuvieron en exposición en la CABA en el Museo del libro y de  la lengua. 
Aunque no pude ir a la exposición, tuve la suerte de que mi amigo Leandro me trajera el libro/catálogo que regalaron en la muestra.
Amig@s, compañer@s, estudios@s compartiendo un profundo trabajo de memoria, homenaje y estudio de la obra de esta pareja forjadora de buena parte de lo mejor de la Literatura Infantil en Argentina.
Ayax y Beatríz, además de tener una gran participación en las dos colecciones icónicas del Centro Editor de América Latina: Polidoros y Chiribitiles, trabajaron para El Quillet de los niños,  para Ediciones Rompan Fila y Granica. 
Ya en el exilio, para otras editoriales de Italia y España. 
Pueden mirar este mega post del blog de Leandro dedicado a Ayax Barnes.

 http://issuu.com/greciasilva7/docs/el_quillet_de_los_ni__os?e=0/14613923




Del catálogo que mencioné anteriormente me gustaría retomar la referencia a uno de los libros de Ayax y Beatríz que por haber sido editado en el exilio, es poco conocido, pero  sin embargo representa, según las investigadoras Marcela Carranza y Grisel Pires Dos Barros un precursor de los actuales libros album. Me refiero a El viaje de Ida/El viaje de Regreso.
El libro lo editó en 1982 Nordan Comunidad, una experiencia cooperativa de editores uruguayos en el exilio que en Estocolmo lanzó este hoy inhallable texto. 
Su particularidad se detalla en la guarda del libro: “Este libro tiene dos historias: la de Ida y la de Regreso, dos tortugas enamoradas… Cuando una va la otra viene, y para saber lo que sucede, debes leer el libro cabeza abajo o cabeza arriba, mejor dicho, de ida y de regreso…”
Carranza señala: "En los libros de Barnes y Doumerc, el niño es invitado continuamente a jugar, a ser participe de ese mundo creado por el texto y las ilustraciones".
Pires dos Barros a su vez reflexiona sobre la continuidad del trabajo de estos dos creadores en los libros de Literatura Infantil que hay hoy al alcance y se pregunta " ¿Estará también ese proyecto cultural del que Barnes y Doumerc participaron tan fervorosamente? Un poco sí y un poco no".
Y descubre que: "Un poco sí. El viaje de Ida / El viaje de Regreso, en su diseño como objeto lúdico, en su demanda de lectura activa, en su señalamiento de la multiplicidad de perspectivas, se encuentra en franco diálogo con otra tendencia de la literatura para niños de hoy: la producción de álbumes".
 Hoy lo comparto con ustedes gracias al trabajo de Gabriel, quien desde Uruguay me lo envió escaneado.

El viaje de Ida/El viaje de Regreso. Texto: Beatríz Doumerc- Ilustraciones: Ayax Barnes.

Aquí enlace al blog de Ayax Barnes.

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