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14 de abril de 2020

Las lecturas de infancia, las grandes ocasiones



" Los cuentos que contamos y que nos contaron, los libros en los que nos posamos o nos hundimos  las guardas y los dibujos en que nos hemos demorado sin apuro, el empeño con que hemos ordenado por color, por personaje, por tamaño nuestras colecciones, el lento recorrido del dedo por la línea sosteniéndole al ojo las letras, el ritmo que tenía cada cuento en nuestro recuerdo, ritmo definitivo y al que le debíamos fidelidad absoluta, la dosificación de los silencios, los énfasis, las sorpresas, la dicha que anticipábamos un momento antes del desenlace, cada una de las resucitaciones de la memoria en la voz que fluye, incluso el olvido en que se fue sumergiendo después todo eso tan importante en su momento, tuvo que ver con el tiempo en su doble dimensión: lo fatal y la ocasión. (...)
No son grandes ocasiones, son pequeñísimas ocasiones se se las recorta contra ese grand telón de fondo del tiempo. Porque ¿qué es un libro, un librito, en ese fluir, ese universal manar del tiempo que, para  gloria nuestra, registramos y para nuestras desgracia sufrimos? Poca cosa. Ni siquiera las grandes obras, las que se conservan en libros encuadernados en cuero con canto dorado a la hoja, tienen asegurada la inmortalidad del tiempo. Ni las grandes batallas literarias, ni las revoluciones en el campo de las letras, ni  los escándalos de las vanguardias ocupan mucho lugar en el fluir del tiempo. (...)
Y sin embargo...
Sin embargo, cuando se está en el lugar de la ocasión, en el instante instantáneo donde se abre la grieta, todo cambia. Aunque se trate de ocasiones mínimas. Las cosas se ven de otra manera. ¿Qué lugar ocuparon los modestísimos Bolsillitos de editorial Abril en mi infancia de niña suburbana, casi siempre metida en casa por culpa de mi crónica bronquitis? Un lugar importante, pudo asegurarlo. ¿Qué lugar ocuparon Los monos bailarines, de editorial Sopena, y la Enciclopedia Universal Ilustrada de Espasa Calpe en 81 tomos en la vida del sociólogo Darío Cantón como para que varias décadas después haya sentido la necesidad de dedicarles a esas viejas lecturas su nuevo libro? ¿Qué lugar ocupó ese relato dulcemente incestuoso, aunque muy imperfecto, de George Sand, Francois le Champi, que la madre le leía al niñito Proust por las noches? Juan Giordano un joven escultor argentino que ahora vive en Toledo me escribió para contarme que la madre y él, exiliados los dos en tiempos de dictadura, siempre trashumantes y con las valijas listas, usaban una parte de esas escasas valijas en acarrear la pila de Cuentos del Chiribitil. ¿Qué lugar ocupaban esos cuentos en la vida de Juan Giordano, incluso en la vida de la madre? Esa es la interesante vuelta de tuerca que supone la ocasión: desde el punto de vista de lo fatal es poca cosa, pero desde el punto de vista de la ocasión misma, vista de cerca, es inmensa, incluso parece capaz de tragarse el tiempo" Graciela Montes (2017:169/170). Del ensayo "La ocasión". En: Buscar indicios construir sentido.







23 de septiembre de 2016

Los preciosos libros


Pablo-Medina-5 from Audiovisual Telam on Vimeo.

Dice Alejandra Cornide en su ensayo "Los cuentos del Chiribitil:  a la altura de la memoria": 
"A diferencia de Los Cuentos de Polidoro, los del Chiribitil fueron escritos por autores noveles o consagrados en otros campos. Los cuentos de la primera colección eran adaptaciones o renarraciones argentinas de cuentos tradicionales del acervo europeo, oriental y americano. Los del Chiribitil eran, en su mayoría, "cuentos nuevos", aunque contuvieran elementos tradicionales que en algunos casos funcionaron como parodia. Se buscaban cuentos argentinos, "cuentos preciosos" en palabras de Spivacow. 


Los argumentos son muy variados pero siguen la misma mirada,un mismo modo de leer  que los aparta, en su gran mayoría de lo cristalizado. Escenas cotidianas de la vida social argentina que transcurren en un pueblo, en un barrio, en el campo o en la ciudad. La escuela, la plaza, la estación de trenes, el teatro; las lagunas, ríos, arroyos, el mar en las vacaciones, la selva misionera, los bosques del sur, la pampa, las cataratas, la montaña y el desierto o la poblada Buenos Aires, son los escenarios  de las historias que componen los 50 fascículos.



Acompañados de un importante acervo folclórico argentino y latinoamericano, las constumbres nacionales forman parte del modo de los personajes de los cuentos, que hablan en "argentino" con claros e identificables giros lingüísticos. En los espacios habituales de las distintas provincias, los personajes son el mecánico, el albañil, el peón, la modista, la maestra, el intendente, el cartero, el médico y todos los integrantes de la familia que conforman historias protagonizadas por chicos o por animales.

El humor es una de sus características, siempre generando a partir del absurdo de las situaciones, el desorden causado por acciones fortuitas y los juegos lingüísticos que incluyen canciones, poemas y palabras inventadas. Son cuentos que no buscan una moraleja o un plus didáctico, simplemente despliegan el gusto de contar historias donde la anécdota se desarrolla con personajes comunes sin recurrir a lo extraordinario como resolución narrativa. Las imágenes poéticas no excluyen la tristeza o el desengaño, la angustia, el desconcierto o la protesta ante la autoridad"  (2006:209-210)
En: Centro Editor de América Latina. Capítulos para una historia. Buenos Aires, Siglo XXI Editores.

11 de septiembre de 2014

Sueño hecho realidad...


Hace ya  5 años escribí una entrada para este blog sobre  Los Cuentos del Chiribitil. En ese momento busqué mucho y  encontré on line el libro de Judith Gociol editado por la Biblioteca Nacional con un detalle pormenorizado de todas las colecciones editadas por el Centro Editor de América Latina y partes del libro de Delia Maunás con entrevistas a Boris Spivacow donde los nombraba en varios momentos. 
Sin embargo, ni rastros en la red  de los cuentos: aquel diseño, los textos, las imágenes. En aquel entonces  me lamentaba que no los volvieran a reeditar dada la importancia fundante de aquella colección. Me dije a mí misma que me  tendría que conformar con seguir leyendo mi vieja edición del año 1978, rayada y sin tapas. 
El post siguió su camino y  se fue construyendo durante estos 5 años... Y cuando digo construyendo, es literal:

Comencé a participar de un grupo de Facebook de lectores del Chiribitil. Ahí empezamos  a compartir digitalmente los cuentos que teníamos. Los fui publicando  en el blog,  y completamos cooperativamente la colección digital con ayuda de TANTA gente! 
 Nos hicimos muy cercanas con Violeta Cangianelli y con Lucrecia Pelliza. Tanto era el cariño por esos libros! 
Publiqué otro post sobre una de mis ilustradoras preferidas: Julia Díaz, creadora junto a Graciela Montes  del Odo Nicolodo y otros personajes.  Destacaba ahí que Julia continuaba dando clase y formando gente. Y parece que lanzar un deseo al universo es para tener cuidado! Porque Julia nos contactó para hacer un trabajo de formación juntas . Con muchísimo esfuerzo logramos armar las Jornadas docentes de Narración e ilustración en 2012! Otro tanto de gente para agradecer. Conocer a Julia, compartir con ella, disfrutar de su conocimiento y su generosidad fue una experiencia inigualable.  

Pero la vida tenía más cosas reservadas para esta historia con cuentos... 
Después de 37 años de la primera edición, más de 30  comentarios en la entrada del blog sobre los cuentos del Chiribitil, después de compartir con los lectores en facebook nuestros viejos cuentos, llegó el plato fuerte:  
                    VER REEDITADA LA COLECCIÓN!


Violeta Cangianelli tuvo en esto el papel principal. Como abogada y colaboradora permanente  de EUDEBA (Editorial de la Universidad de Buenos Aires) propuso lo que parecía imposible: Volver a editarlos y que más lectores los sigan disfrutando.... Y los directores de Eudeba, que saben lo importante que es la figura de Boris Spivacow para Eudeba,  aceptaron el desafío. Su primer editor fue una pieza clave para la difusión cultural en Argentina. Continuó su sueño en el Centro Editor y de esa usina salieron los Polidoros y los Chiribitiles. 

Esta reedición es un Homenaje al Centro Editor, a los escritores, a los ilustradores y a las directoras de la colección. 
Y los cuentos que nos unieron secretamente, de nenas,  a Lucrecia, a Violeta, a mí y a tant@s chi@s más,  nos unieron una vez más: el 21 de Agosto de 2014, en el Espacio Cultural  Nuestros Hijos (ECuNHI), la Ex Esma (y no es un dato menor, teniendo en cuenta que la colección fue prohibida durante la dictadura).  Ahí nos conocimos, nos abrazamos y lloramos juntas con los cuentos en las manos. Y lo único que me queda por decir es  GRACIAS A LA VIDA!




























No se puede ser objetivo cuando de lo que hablamos es de la constitución de la propia subjetividad. Porque eso es lo que pasa con la lectura, en general y con  las lecturas de infancia, sin dudar. 





Los diez primeros cuentos reeditados son: 
1. Así nació Nicolodo.
2. Los zapatos voladores.
3. Nocolodo viaja al país de la cocina.
4. ¿Dónde estás Carabás?
5. Negrita y los gorriones.
6. El señor Viento Otto.
7. El cumpleaños de Cristina.
8. Tío Juan.
9. Teodo.
10. Los juguetes.

Para seguir leyendo sobre la reedición de estos cuentos: 



24 de octubre de 2012

El Chiribitil N° 51

Como dijimos en una entrada anterior, la colección de "Los cuentos del Chiribitil" tuvo 50 números, pero algunos que estaban proyectados quedaron inéditos. Es el caso de "Sanchodo curador" de Graciela Montes y Julia Díaz.
Como la buena literatura no tiene tiempos,  treinta años después Lucrecia, integrante del Grupo de Ex lectores de los cuentos del Chiribitil, completó nuestra adorada colección diseñando el Chiribitil n° 51.




¡¡¡Quedan todos invitados a participar de este grupo de Facebook que de forma solidaria y cooperativa está logrando completar digitalmente la colección y ya hay un trabajo concreto para que se reediten!!!

25 de agosto de 2012

Visita de Julia Díaz

Finalmente después de mucho esfuerzo de organización, estamos super felices de poder anunciar que viene Julia Díaz a Bahía Blanca ¡Sí! ¡La ilustradora de Nicolodo estará con nosotros dando una serie de capacitaciones y conferencias los días 12, 13 y 14 de septiembre!
Las Mafalditas estamos haciendo la cuenta regresiva al final de la cual vamos por fin a conocer a Julia en persona, una mujer maravillosa y súper cálida que nos hizo el aguante cuando todo parecía conspirar para que este proyecto no se realizara.


Como somos muy pedigüeñas, fuimos a todas partes para que nos den una ayudita. ¡Y la conseguimos! Agradecemos enormemente la colaboración del Instituto Cultural de Bahía Blanca, de la Escuela Superior de Artes Visuales y de las Escuelas Medias de la UNS.


Ya vamos a ir contando detalles de lo que vaya sucediendo estos días. Todavía falta mucho por hacer, pero lo más importante ya está: ¡VIENE JULIA DÍAZ! ¡VIENE JULIA DÍAZ! (las Mafalditas se pellizcan para ver si no están soñando)

31 de marzo de 2012

El chiribitil que faltaba

"Sanchodo curador" es el título de un cuento de Graciela Montes que forma parte de una serie de cuentos con "odos" como protagonistas (Está Nicolodo, que es muy famoso; pero no menos improtante que Teodo, Papitodo y Mamitoda)... Estos pequeños habitantes de los  jardines son tímidos, viven en latitas de azafrán, desayunan una gota de agua y pastito fresco, y les encanta tomar mate.
Formaron parte de la infancia lectora de aquellos que leímos Los cuentos del Chiribitil, menos Sanchodo que no fue editado en esa colección. Recién en 1984 fue editado por Humi, una revista infantil de aquella época. 
Todos esos personajes fueron ilustrados magistralmente por Julia Díaz... Incluso Sanchodo. Aunque no vio la luz en aquella mítica colección.
 Julia se ha contactado y  nos ha enviado algunas ilustraciones inéditas de aquel cuento... Volver a la infancia por un rato es el mejor regalo que nos pudiste hacer Julia!!!!!!!!! GRACIAS POR TU GENEROSIDAD!!!!  
En lo que a mí respecta lo considero el Chiribitil inédito N° 51 

"Aunque parezca mentira, hasta el odo más pintado se lastima a veces o se enferma. Así que en el Fondo del Jardín, en el Terreno de Enfrente (y en cualquier otro oderío como la gente), además de odos carpinteros y odos pintores, de odos mecánicos, de musicodos, de odos viajeros y de inventodos tímidos, hay algunos doctodos que se ocupan de curar.
Por ejemplo: un odo aventurero que llega de su viaje con moretones y raspones se va enseguida a la latita de azafrán del doctodo Dos, que le pone vendas y le hace sana sana.
En cambio, los odos con dolor de panza de tanto comer trébol y ligustrina se van corriendo a ver al doctodo Tres para que les haga un té de margarita.
Pero cuando un odo está violeta o verde limón lo mejor que puede hacer es ir cuanto antes a la casa de Sanchodo Curador.
Como bien se sabe, cuando a un odo le viene la tristeza primero pone cara de triste, después llora hojitas y termina por ponerse verde limón. En cambio los odos asustados primero ponen cara de asustados, después dicen LU y después se ponen violeta violeta. Y el único que sabía qué hacer con un odo violeta o verde limón era Sanchodo Curador.


Primero se acomodaba bien los anteojos (que, como los odos tienen poca nariz, siempre se les andaban cayendo), después miraba bien bien, le hacía un mimo en el flequillo al enfermo y preguntaba:
—¿Y usted por qué anda tan tristón, amigo?
O si no:
—¿Qué le pasa que se lo ve tan asustado, compañero?
Y ahí nomás el odo empezaba a perder verde limón o a perder violeta y se le iba pasando la tristeza y el susto mientras contaba y contaba. Después, un caldito de helecho y a casa. Así siempre.
Pero un día Sanchodo Curador tuvo que vérselas con un caso muy difícil. Estaba tomándose unos mates con Teodo, en la puerta de la lata, cuando de pronto la ve a Odana, que venía corriendo a todo lo que le daban los zapatos y gritando:


—¡Don Sanchodo, don Sanchodo! ¡Si usted viera!
—¿Qué pasa, Odana? —preguntó Sanchodo Curador bajándose del trébol.
—Odosio está metido debajo de una piedra, más violeta que no sé qué, y no dice nada, nada más que LU LU LU todo el tiempo. Me parece que es grave, don Sanchodo.
Cuando llegaron a la piedra ya estaban reunidos el grillo Gardelito, Nicolodo, la Mariposa del Jazmín, tres vaquitas de San Antonio que venían de hacer las compras y cuatro odos chicos que estaban jugando al fútbol en la canchita del malvón.
Claro que todos se hicieron a un lado cuando lo vieron venir a Sanchodo Curador. Al fin de cuentas era el único que sabía algo de odos asustados.
Sanchodo se acomodó los anteojos, miró lo mejor que pudo el pedacito de Odosio que se veía debajo de la piedra y dijo, como siempre:
—¿Qué le pasa que se lo ve tan asustado, compañero?
Pero Odosio no estaba para contestar preguntas. Lo único que se oyó fueron tres LUS y dos suspiros.
—Lo habrá asustado algún sapo —sugirió Gardelito.
—O un grillo burlón —le retrucó Humberto, el sapo.
—O un gusano con careta.
Sanchodo Curador se acariciaba las orejas porque estaba pensando con mucha fuerza.
—Hay que averiguar —dijo por fin—. Y para averiguar hay que ir. Y de ir, mejor que vayamos todos, así no nos asustamos.
Entonces Renato, el gusano, se metió debajo de la piedra y le preguntó a Odosio dónde se había asustado y Odosio dijo LU LU LU LU LU, como cinco veces, y señaló hacia el Patio.


Ese mismo día se pusieron en marcha nueve odos, dos grillos, tres vaquitas de San Antonio y cuatro gusanos. Por suerte el sapo Humberto también iba, haciendo de colectivo, así que tanto no tardaron.
Cuando llegaron a la Frontera de los Rosales, Sanchodo Curador les dijo a todos que se bajaran de Humberto y que siguieran a pie, despacito y agarrados de la mano, para no ponerse violetas. Y despacito despacito, a pasito de odo, a salto de grillo y a panzada de gusano, llegaron hasta la primera baldosa. Allí empezaba el Desierto del Patio.
De pronto todos los odos gritaron LU y los grillos y los gusanos y las vaquitas de San Antonio y el sapo Humberto, que no sabían gritar LU, dijeron ¡Oia! Porque ahí no más, tomando sol como si tal cosa, estaba el gato Pato con todos sus bigotes.
Violeta lo que se dice violeta no se pusieron, pero un poco lila sí. Y no es que el gato Pato fuese un gato demasiado grande, pero hay que tener en cuenta que los odos son tirando a muy chicos.
Sanchodo Curador se dio cuenta de que tenía que pasar al frente, y se adelantó una baldosa roja. Y después otra blanca. Y después otra roja. Y cuando estaba casi casi al lado de los bigotes, el dueño de los bigotes abrió un ojo verde. A Sanchodo le pareció el portón de un garage. Y justo cuando estaba por ponerse violeta violeta el portón volvió a cerrarse.
Sanchodo se acomodó los anteojos, se peinó el flequillo y dijo:
—Este gato no es para asustar a nadie.
Y mientras volvían al Fondo, montados en Humberto, pensaba que un día de ésos iba a volver al Desierto del Patio, para preguntarle al gato qué se opinaba por allí del caldo de helecho tibio".  Graciela Montes.

18 de diciembre de 2011

El cuento de la tía

Acá comparto el enlace al cuento "El carretel de la tía Iris". Escrito por Marta Giménez Pastor e ilustrado por Claudia Alche. Colección Los Cuentos del Chiribitil. Editado por Centro editor de América Latina en 1978. 

La página web de esta escritora: http://martagimenezpastor.com/

El grupo de Facebook para aquellos que quieran hacerse amigos: https://www.facebook.com/groups/20343427286/


6 de julio de 2011

Los zapatos voladores.



¿Porqué es histórico este Chiribitil en particular?  Porque además de ser el n° 9 de la colección, su autora  Margarita Belgrano y su ilustradora Chacha...   también  es el cuento que por su argumento fue considerado subversivo por la dictadura militar y la colección fue prohibida.



“En Mendoza prohibieron uno de los cuentos, ‘Los zapatos voladores’, en los que el protagonista es un cartero empleado de la municipalidad que reparte la correspondencia y al cual no le alcazaba la plata para poder comprarse zapatos. La gente del pueblo se reunió y organizó una colecta. La delegación del Tercer Cuerpo del Ejército en Mendoza consideró que ése era un llamado a la subversión y la colección fue prohibida”.
Boris Spivacow (Editor de los cuentos del Chiribitil).

Este es el enlace para bajarlo: click acá.

Algunos datos sobre la autora:

Margarita Belgrano (1942) Poeta y escritora nacida en la Capital Federal, donde reside. También escribió canciones y cuentos para niños: "La guainita y el viento", con música de Oscar Matus e interpretada por Celia Birenbaum, fue llevada al disco. Integrante de la Generación del 60. Colaboró en las revistas "Barrilete" y "Hoy en la cultura", entre otras publicaciones . Aún en los temas más intimistas, su poesía los trasciende y es siempre una visión del panorama social donde se desarrollan. Su único poemario editado: "Amén". 

"Y como la gente era tanta, y las monedas fueron muchas. Las suficientes para que Cartín el cartero pudiera comprarse una bicicleta y un lindo par de zapatos nuevos". Y colorín colorado ¡este cuento ha vuelto al tablado!

21 de mayo de 2011

Más ilustradores: Ayax Barnes.



Esta semana leímos y disfrutamos muchísimo con mis alumn@s el cuento: La carta de Tilín, de Gladys Mayo de Rubio con ilustraciones de Ayax Barnes. El cuento fue editado por el Centro Editor de América Latina en la colección Cuentos del Chiribitil.
El cuento relata cómo se arregló el duende para hacerse de unos nuevos cascabeles para sus escarpines. Lo ayudaron una ardilla, un conejo, un pajarito, un pollito, una paloma y un gato que de manera sumativa fueron pasándose un sobre en el cual dibujaban el pago que recibirían por su colaboración. 
Las ilustraciones de Ayax Barnes son magníficas y para los chicos fue una oportunidad de pintar como él, con arco iris por doquier.
También jugamos con cascabeles y semillas de distintas plantas.
Este ilustrador fue muy prolífico, además de ilustrar otros cuentos del Chiribitil, como El señor viento Otto, también ilustró Los cuentos de Polidoro y muchos más.
En este enlace hay más sugerencias para trabajar con este cuento.


15 de mayo de 2011

Nicolodo y su ilustradora



Aquellos que frecuentan este blog saben algunos de nuestros gustos: adoramos las viejas colecciones de cuentos e historietas  para niños "Los cuentos del Chiribitil" y  los "Diarios de mi amiga" y tenemos especial debilidad por l@s ilustrador@s de cuentos. Ya les recomendamos a Nora Hilb, a Benjamin Lacombe, Bushmiller, Pratt... Son sólo algun@s.
Hoy queremos dedicarle este post a la ilustradora Julia Díaz. Ella es ni más ni menos que la ilustradora de "Nicolodo" de Graciela Montes. Personaje inolvidable de los Cuentos del Chiribitil. ¿Cómo olvidar a aquel ODO tan tímido y laborioso? ¿Su casa de latita de azafrán? ¿Su amiga Cristina? ¿y la tortilla que hizo Cristina para festejar su cumpleaños? Bueno, ¡todos esos dibujos salieron de su imaginación y nos regocijaron tanto!
Les recomiendo su página. Porque Julia, vive en España y sigue ilustrando, dando clase y muchos etcs.
En su página podrán leer y saber más sobre ella, ver a Nicolodo y muchos otros personajes de su autoría. 
Algunos datos acerca de los Odos:
Los Odos son chiquitos.
Los Odos usan flequillo y zapatos redondos.
Los Odos juegan al futbol con arvejas.
Los Odos viven en latitas de azafrán.
La mayor parte de los Odos viven en el fondo del jardín o en el terreno de enfrente.
Los Odos comen pastito y también toman mate.
Los Odos no vuelan.
Es muy común ver a un Odo sentado arriba de un trébol petiso.
Cuando saludan los Odos dicen: AO.
Cuando están asustados los Odos dicen: LU.


13 de noviembre de 2010

Tendiendo puentes... Diario de mi amiga Marina





Tod@ coleccionista que se precie de tal agota todos los medios a su alcance para conseguir aquella cosa que le desvela... No le cambian la vida, pero mentalmente siente que es algo que tiene sin resolver...

 Walter Benjamin, que además de filósofo frankfurtiano era un fanático coleccionista, logró acumular una colección de libros para niños tan completa por sus volumenes raros como por su antiguedad...


Pues a nosotr@s nos ocurre lo mismo con estas dos hermosas colecciones de libros para niñ@s: Los diarios de mi amiga y Los cuentos del Chiribitil,  de las cuales hemos disfrutado tanto de niñas. Ambas colecciones, impulsadas por Boris Spivacow aunque en diferentes épocas, fueron verdaderos semilleros de guionistas e ilustradores argentinos. 

Lo llamativo es que a pesar de su calidad, así como el renombre de sus autores e ilustradores (Oesteheld, Pratt o Breccia, en el primer caso, Cabal, Mercader, Navone, Montes, Urquijo, Barnes en el segundo) no han sido reeditados y a pesar de ello su recuerdo pervive, como pueden comprobar en este club de ex lectores de los Cuentos del Chiribitil, y en este hermoso blog sobre historieta argentina.



Cómo será la huella que han dejado que los post que hemos publicado con la escasa información con la que contábamos fueron motivo de muchos mensajes preguntando y pidiendo información sobre la posibilidad de conseguirlos... 

Les contamos que son practicamente inhallables... pero con tenacidad y voluntad hemos conseguido algunos de ellos que como ustedes pueden apreciar ya hemos publicado.


Estas pequeñas obsesiones nos han servido a nosotras Mafalditas para hacer numerosas amistades, a las que agradecemos muchísimo por su disposición para compartir, ayudar y completar información faltante, otr@s pacientes como para escanear y mejorar imagenes... ¡¡¡GRACIAS A TOD@S!!! 

Compartir por este medio estos "incunables" nos llena de alegría. Acá publicamos El diario-historieta de mi amiga Marina, la niña veneciana.

31 de octubre de 2010

El primer Chiribitil




Comparto con ustedes el primer cuento de la colección del CHiribitil: Los príncipes verdes de Ester Picos con ilustraciones de Clara Urquijo (Mandú).  Esto debo agradecérselo a Paula, quien con paciencia escaneó hoja por hoja, luego mejoró las imágenes y armó el pdf que ustedes pueden bajar.
Como verán el original fue "muy leído" y disfrutado por mis hermanas y por mí. Mi mamá lo recauchutó  como pudo y así es como hoy día se lo puedo leer a mi hija y compartirlo con ustedes.  ¡A disfrutarlo!
o mejor acá (divshare) pueden previsualizarlo.
Podrán ver a la bruja Angelita Celeste Mandini, a su hija Negra Niebla, al príncipe Azulcito y los príncipes verdes.

Acá pueden leer una parte de una entrevista que le hizo Delia Maunás a Boris Spivacow, el editor de Los cuentos del Chiribitil, donde cuenta la historia de la colección.  (págs 81 y 82)

Aqui un post anterior de este blog con la lista completa de los Cuentos del Chiribitil.

23 de agosto de 2009

Más Chiribitiles


Para quienes estén interesados en leer dos hermosos cuentos del Chiribitil completos les dejo la dirección de la Biblioteca Había una vez. Los cuentos "Negrita y los gorriones" y "Los lobos del bosque" son de Susana Navone y reflejan momentos mágicos de la infancia humana... ¡y animal! Las ilustraciones de ambos cuentos son tan hermosas como las historias.

Nota de Mafalda: ¡Gracias Susana por tus cuentos!

13 de julio de 2009

Los cuentos del Chiribitil



A pesar de ser hoy prácticamente inhallables, la colección de Cuentos del Chiribitil acompañó a l@s que por el 77 y 78 éramos niñ@s pequeñ@s y disfrutábamos de traernos un cuentito del kiosco. Estaban editados por el Centro Editor de América Latina. Entre los autores de aquellos cuentos figuran Graciela Montes (directora de la colección), Graciela Cabal, Martha Mercader, Marta Giménez Pastor, Laura Devetach, Margarita Belgrano, etc. Los ilustradores: Clara Urquijo (Mandú), Tabaré, Julia Díaz, Claudia Alché, entre otros.
Aquí encontraron sus orígenes Nicolodo, Jacinto, la bruja Angelita Celeste Mandini y muchos personajes más.
Es de lamentar que no se vuelvan a reeditar dado que en su momento significaron una renovación importante dentro de la literatura infantil argentina.


Aquí algunos testimonios de lo que significaron aquellos libros:

Graciela Montes escritora y directora de colección:
“Las colecciones infantiles del CEAL apuntaron al tiempo libre, al ocio, y a una circulación más casual del libro popular apoyada en la libre elección del lector (...) Desde una mirada genealógica Los cuentos del Chiribitil fundaron una manera de hacer literatura para chicos basada en la riqueza, frescura e inteligencia de las historias”.

Alejandra Cornide Autora de “Los cuentos del Chiribitil: a la altura de la memoria”, Extraído de Centro Editor de América Latina. Capítulos para una historia, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2006

“El Chiribitil recuperaba la tradición de una literatura popular, una literatura de kiosco, como lo que había hecho el propio Boris en Abril, los Gatitos y los Bolsillitos que yo leía de chica. Además, en un momento en el que no había trabajo porque era el comienzo de la dictadura, se convocó a muchas personas a escribir. Algunas se acercaron a pedir un espacio de publicación y a
otra mucha gente, que recién empezaba, la descubrimos nosotros. Creo, sobre todo por lo que dicen otros, que el Chiribitil dejó una señal”.
Graciela Montes



“En Mendoza prohibieron uno de los cuentos, ‘Los zapatos voladores’, en los que el protagonista es un cartero empleado de la municipalidad que reparte la correspondencia y al cual no le alcazaba la plata para poder comprarse zapatos. La gente del pueblo se reunió y organizó una colecta. La delegación del Tercer Cuerpo del Ejército en Mendoza consideró que ése era un llamado a la subversión y la colección fue prohibida”. 
Boris Spivacow

Extraído de Boris Spivacow. Memoria de un sueño argentino.
Entrevistas de Delia Maunás, Colihue, Buenos Aires, 1995.


En septiembre de 2012, en Bahía Blanca, se realizaron unas Jornadas Docentes de Narración e Ilustración de la que participó Julia Díaz, ilustradora del CEAL en los años setenta. Allí presentó una conferencia donde establecía el vínculo entre la literatura de cordel con estas colecciones que se comercializaban en los kioskos. Esta relación surge porque los libros de estas colecciones del CEAL se vendían en los kioskos y, según recuerda Julia Díaz,
“muchas veces se colgaban de tanzas con pinzas para exhibirlos”, tal como ocurría con la literatura de cordel. De esta forma los libros se convirtieron en un producto al alcance de la mano porque se instalaban en un espacio de “cotidianeidad al paso” .
Silvia K. López. (2013) Las colecciones infantiles del Centro Editor de América Latina. Para conocer un poco más del mundo.  En: Miradas y voces de la LIJ. Revista de la Academia Argentina de LIJ.
Bibliografía: Gociol, Judith (2007)Más libros para más, colecciones del Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. Biblioteca Nacional.




También es difícil encontrar alguna copia digital en la red... Sin embargo gracias a la devoción de much@s,  hemos logrado completar la colección digital por el aporte de quienes colaboraron con el escaneo de algún número y compartiéndolo en el Grupo de Lectores del Chiribitil. L@s invitamos a sumarse para lograr entre tod@s la reedición de los cuentos.
Acá les compartimos el trabajo orgullosamente cooperativo de todo el grupo con  la lista completa de los libros publicados y los que tienen link pueden descargarse:





 









































 

 




































 

































50. Los animales y el fuego – Miguel Palermo. Ilustraciones: Elba Bairon.






Una yapa humorística con Daniel Paz... a propósito de los Chiribitiles...

Mayo de 2015- Con ustedes los Mini Chiribitiles que hizo María Inés Garibaldi. 


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