Estas líneas vienen a cuento del nivel de saturación que tengo acerca de las elecciones legislativas de mañana. Entre la gripe porcina (otro temita que merece unas palabras, pero lo dejo para más adelante) y los candidatos testimoniales he llegado a odiar ir a votar. Una de las pocas responsabilidades civiles que amo, defiendo y disfruto.
Hasta no hace mucho tiempo los argentinos padecimos una especie de autismo político. No sé bien las causas, pero sus consecuencias se vieron bien en los últimos 2 ó 3 comicios: faltantes de autoridades de mesa, desinterés general, fetas de jamones en los sobres y otras irresponsabilidades cívicas importantes de las cuales somos los únicos responsables.
¿Sabe el que colocó la feta de jamón a quién fue a parar su voto? ¿o el que plegó dibujos de Clemente o Mafalda? ¿o cómo fue computado su voto con cartel que rezaba "Son todos chorros"? ¿se interesó por leer el Código Electoral para saber qué significa impugnar un voto?
No, no lo sabe, pero después boquea. Habla indignado de los políticos corruptos que tiene nuestro país, pero es capaz de viajar fuera de su ciudad para no votar el día de elecciones o alegar enfermedad para no asumir como autoridad de mesa. Inunda los foros de Internet criticando a todos, atribuyéndose ser portador de la verdad.
Pero no nos equivoquemos: si somos mediocres e irresponsables, nuestros representantes no tienen por qué ser superdotadas y honestas personas.
Ahora la cosa cambió. Todo el mundo habla de política. Todos opinan. Por un lado lo celebro: por fin salimos de la catatonia en la que estábamos. Sin embargo, como todo, también tiene sus sinsabores.
El bombardeo televisivo (Tinelli incluído con su Gran Cuñado que hasta aparece en el noticiero), las pegatinas en las calles, los sobres de los distintos partidos que brotan por debajo de la puerta de nuestras casas, con cartas a las que solo les faltan corazoncitos para ser declaraciones de amor, me llenan de asombro.
Hace poco me enviaron un mail que me llegó de manera especial por lo exacto de la descripción que hace del Ciudadano Apolítico Argentino, aquel pequeñoburgués pagado de sí mismo que mencioné antes.
Les dejo el enlace:
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