Nuestra
referencia es en parte la defensa de la diversidad
cultural
como punto de partida para la enseñanza de la
lecto escritura
planteada por Emilia
Ferreiro. Tanto leer como escribir son para la
autora verbos que remiten a construcciones sociales, a
actividades
socialmente definidas, que
permiten a su vez el cambio y la mejora.
“Transformar la
diversidad conocida y reconocida en una
ventaja
pedagógica: ése me parece ser el gran desafío del
futuro
[...] alfabetizar transformando en v
entajas pedagógicas las
diferencias de edades en un mismo
grupo, las diferencias dialectales,
las
diferencias de lenguas y de culturas.
La
lectura compartida, construida en la interacción con los
otros
significativos, surgida de los relatos
cotidianos y repetidos,
permite, especialmente en estos
contextos, la posibilidad de una
apertura
a la
creación y recreación de las propias historias. Tal como
afirma Ángela Pradelli: “Leer produce
significados que nos limpian
la arena de los ojos y nos
rescatan de la desintegración, nos
recomponen. Somos eso: la composición que la lectura
hace
de
nosotros, de nuestro pasado, de los
discursos de los otros sobre el
mundo y sobre nosotros
mismos. [...] Si no leemos, ¿cómo vamos a
descifrarnos,
a saber de nosotros, a comprendernos?”
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