Me considero una consumidora compulsiva de imágenes, entre ellas las fotografías e ilustraciones me producen una especial fascinación.
Consumo las imágenes con voracidad y dejándome llevar por el instinto.
Ilustradores como Gustavo Doré resultan subyugantes, puedo recordar con lujo de detalles sus ilustraciones para "La divina comedia" de Dante.
En mi infancia, las ilustraciones de Freixas para "El ahijado de la muerte" o "El rey cuervo" dejaron sus huellas en mis neuronas.
Un lugar especial reservo para las exquisitas ilustraciones de Hugo Pratt que llegaron a mis manos siendo niña al leer los "Diarios de mi amiga" que él ilustró: Moira, Pluma Roja o Zulma. Algunos de estos tenían como guionista a su socio creativo, Oesterheld.
Después vinieron "Ticonderoga" y "El corto Maltés" .
Sin estos ilustradores, ¡qué infancia tan triste hubiera tenido! Sus dibujos eran todo un viaje.
El mayor viaje jamás emprendido por ese mundo fantástico llegó con las ilustraciones de Breccia.
La ambiguedad tan característica de sus ilustraciones fueron definitivamente mi perdición para quedar totalmente atrapada en su mundo. Las siguientes ilustraciones son de dos de sus más grandes historietas: Mort Cinder, con guión de Oesterheld y Perramus con guión de Sasturain.
Será por eso, por esa gula desmedida de imágenes que adoro las historietas.
1 comentario:
el ahijado de la muerte! guauuu!!! qué historia para ponerte los pelos de punta! no sabía el nombre del dibujante así que tomo nota.
los ilustradores tienen un sello propio inconfundible, verdad?
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