Para que los hombres no tengan verguenza
de la belleza de las flores
Para que las cosas sean ellas mismas:
formas sensibles o profundas de la unidad
o espejos de nuestro esfuerzo
por penetrar el mundo
con el semblante emocionado
y pasajero de nuestros sueños
o la armonía de nuestra paz
en la soledad de nuestro pensamiento.
Para que podamos mirar
y tocar sin pudor las flores
y seamos iguales a nosotros mismos
en la hermandad delicada
Para que las cosas no sean mercancías
y se abra como una flor
toda la nobleza del hombre.
Iremos todos hasta nuestro extremo límite
Nos perderemos en la hora del don
con la sonrisa anónima y segura
de una simiente
en la noche de la tierra.
Juanele Ortiz
1896 - 1978
Entre Ríos - Argentina
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La ilustración es de la carioca Mariana Massarani.
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